La pandilla Gran Grif de Haití irrumpió el jueves en la ciudad occidental de Pont Sondé y asesinó al menos a 70 aldeanos, entre ellos tres bebés, dijo la oficina de Derechos Humanos de las Naciones Unidas. El ataque se produjo meses después de la llegada de fuerzas kenianas para liderar una misión internacional de apoyo a la seguridad respaldada por Estados Unidos y autorizada por el Consejo de Seguridad de las Naciones Unidas.
Gangsters armados con armas automáticas quemaron al menos 45 casas y casi 35 automóviles, provocando que más de 6.000 residentes huyeran de Pont Sondé, dijo el viernes el portavoz de la ONU Thameen Al-Kheetan. La policía de la ONU estacionada en Haití necesita más financiación internacional y apoyo logístico, añadió. También es esencial que las autoridades investiguen a fondo el ataque para responsabilizar a la pandilla y garantizar reparaciones a las víctimas y sus familias, dijo Al-Kheetan. La embajada estadounidense en Puerto Príncipe también condenó la violencia y reafirmó el apoyo a las fuerzas del orden haitianas y a las fuerzas de seguridad de la ONU.
¿Qué provocó el ataque? Un líder de la pandilla Gran Grif afirmó que el ataque fue en represalia contra los civiles que se habían puesto del lado de la pandilla, informó la agencia de noticias Reuters. A pesar de la lucha de largo plazo de Haití para combatir la violencia de las pandillas, los líderes reconocen la masacre de Pont Sondé como un ataque particularmente atroz.
Las pandillas se apoderaron de la capital, Puerto Príncipe, a finales de febrero y principios de marzo, cuando invadieron las comisarías de policía y liberaron a más de 4.000 reclusos de las dos prisiones más grandes de Haití. Según la ONU, la violencia de las pandillas ha matado a más de 2.500 personas solo en los primeros tres meses de 2024.
Un informe de julio de la ONU estimó que la violencia actual desplazó al menos a 300.000 niños y dejó a unos 3 millones de niños necesitados de asistencia humanitaria, como escuela y atención médica. Algunos niños haitianos se han unido a pandillas para sobrevivir en un sistema donde están amenazados de abuso y violencia sexual, añade el informe de UNICEF.