En Por qué la religión se volvió obsoleta: la desaparición de la fe tradicional en América (Oxford University Press, 440 pp.), El sociólogo de Notre Dame Christian Smith presenta una evaluación aleccionadora y provocativa del papel debilitante de la religión tradicional en la vida estadounidense. Conocido por su trabajo pionero sobre el “deísmo terapéutico moralista” y la vida religiosa de la juventud estadounidense, Smith ahora dirige su lente sociológica hacia una crisis cultural más amplia: no solo disminuir la asistencia de la iglesia o reducir la lealtad denominacional sino el desentrañamiento estructural de la religión como un marco compartido para el significado, la identidad y el orden social en la sociedad estadounidense. Smith argumenta que los estadounidenses, en general, pueden concebir la vida aparte de la religión.
La tesis central del libro es que la religión tradicional en Estados Unidos, arraigada en el cristianismo histórico, ya no es relevante o plausible en la vida cotidiana de millones. Argumenta que esta obsolescencia no resulta por una sola causa sino de una confluencia de poderosos cambios culturales: el triunfo del individualismo expresivo, la libertad sexual, la religión politizada, el dominio de la cultura terapéutica, los escándalos morales y la pérdida de la confianza en las instituciones, la disminución de las tasas familiares, los conflictos sobre la religión y la ciencia, la erosión del realismo metafísico y el surgimiento del digitalismo digital. Estas valiosas secciones del libro comprenden la mayor parte del análisis de Smith.
Smith no romantiza el pasado, ni trata la secularización como un signo de progreso intelectual. En cambio, ofrece un análisis desapasionado pero completo de una transformación cultural que ha dejado a muchos estadounidenses espiritualmente sin hogar en un mundo donde la religión ha perdido su poder explicativo y formativo.
En generaciones anteriores, las narraciones religiosas fueron reforzadas por estructuras comunitarias, tradiciones familiares, instituciones educativas y una ecología moral más amplia. Hoy, esos apoyos han colapsado o han sido reemplazados por hiperindividualismo, consumismo y mediación tecnológica, que socava activamente la imaginación religiosa. Como resultado, la religión tradicional no se debate tanto como se desestima.
Aquellos dentro de las comunidades religiosas tradicionales pueden encontrar el análisis de Smith condenando y desalentador. No ofrece una hoja de ruta fácil para la renovación religiosa. Tampoco entretiene la ilusión de que los ciclos culturales naturalmente volverán hacia la fe.
Por qué la religión se volvió obsoleta No es un libro de reflexión teológica, pero se debe requerir lectura para teólogos, pastores, educadores y líderes laicos por igual. Llama a los fieles a tener en cuenta honestamente los vientos en contra culturales que enfrentan, no simplemente denunciarlos, sino entenderlos. Smith nos obliga a preguntar qué Creemos y por qué Esas creencias se han vuelto tan difíciles de mantener en la América moderna.
El tiempo dirá si las tesis de Smith persisten. Un nuevo estudio del Centro de Investigación Pew documenta que el declive religioso parece estar nivelando, una señal de que el complemento de Estados Unidos con el secularismo puede estar disminuyendo, y políticamente hemos visto que ocurre un “cambio de ambiente” durante el último año. Las élites culturales parecen estar mostrando un renovado interés en el cristianismo, y uno se pregunta si en los años futuros veremos un libro que examina si el éxito del secularismo no fue también su desaparición.
Al final, el trabajo de Smith es menos un obituario para la religión y más una radiografía cultural, una mirada reveladora a las fracturas debajo de la superficie de la vida pública y privada estadounidense. Su desafío es simple, pero desalentador: si la religión tradicional es renacer, debe hablar un idioma que tenga sentido en un mundo que haya olvidado cómo escuchar.